Resumen
La teología, como reflexión sobre un mensaje de fe que ha de ser proclamando en el mundo, no puede desentenderse de los parámetros que rigen en el tiempo y la cultura a las que este mensaje se ha de dirigir. Por otra parte, el pensamiento religioso, por lo que es el objeto mismo de su reflexión, fácilmente puede caer en esa tentación totalitaria que el psicoanálisis supo descubrir latiendo en toda construcción teórica. Por ambas razones, la urgencia de abrirse a los datos que ofrecen tanto las ciencias físicas como las humanas ha de constituir un reto insoslayable del quehacer teológico actual. El Concilio Vaticano II, en su constitución pastoral Gaudium et Spes, insistió en esta necesidad, particularmente en la atención que la teología debería prestar a las ciencias sociológicas y psicológicas. Fueron importantes las revisiones que a partir de ahí se llevaron a cabo. En la actualidad, el pensamiento feminista y ecológico deberían igualmente constituirse en retos a afrontar. Por último, se insiste en la necesidad de abrir también una reflexión sobre el tema de la belleza en tanto lugar teológico hasta hoy tan marginado en el pensamiento teológico.