Resumen
En la sociedad contemporánea, el mal se combate gracias a conductas, prácticas y estrategias que procuran su contención. Sin embargo, incluso entre creyentes, representaciones como el diablo o el infierno han perdido su eficacia, que consistía en “localizar” o circunscribir al enemigo y, a la vez, en activar una vigilancia moral o espiritual. Más allá de la secularización que deconstruye los símbolos y su capacidad operativo-práctica, lo cierto es que el mal no solo sigue presente en la sociedad, sino que parece causar los mismos estragos que pretende evitar. En el presente artículo nos detenemos en una contemplación del infierno (pictórica y espiritual) con el fin de respondernos a la pregunta: ¿de qué forma la sociedad resiste, contiene o conjura al mal metafísico? Nuestro objetivo consiste en explorar cuáles son las estrategias de las que se sirve la sociedad contra el mal y si estas son eficaces. El estudio se sirve de la filosofía y la teología para vehicular una filosofía de la espiritualidad. Esta evidenciará una especie de indigencia catequética ya que algunas estrategias de contención del mal, incluso si parecían pedagógicas, lejos de conjurar al mal, lo perpetuaron.